Calculó el poeta las palabras al milímetro , pues era para él mas importante hablar que decir verdades.
¡Shhh! calla pues no caigas, habla pues no digas. Y en el caminito se encuentran siempre las dos almas que se cuentan palabras.
Palabras que no verdades, porque hay veces en que las verdades son espinas que rompen por una lanza que es más fuerte que el sentido del orgullo.
Trágate tu orgullo y muéstrale tus misterios, Sol blanco del alba todavía oscura.
Soy yo y soy yo, yo que no te veo, a mi lado, pero quién sabe qué es estar a tu lado.
Dos personas se encuentran en el caminito, caminito de albero amarillo, tierra que no se moja, de tanto tiempo humedecida.
Cuenta la leyenda que los sueños son sueños y la vida también es sueño. Almas entrelazadas quiero ser, almas entrelazadas de pan y de vino. Pues el pan es sexo y el vino espíritu.
¡Shhh! silencio que llega y mis pensamientos deben seguir siéndolo. Seguir siendo, luchar por seguir siendo.
Se llama el alma Luna y se llama Estrella. Luna es vino y pan. Estrella es pan y es vino. Se llama el alma Sol, que no es pan y no es vino. Pero tal vez sea pan y no vino.
Pero vino o no vino, llegó o no, fue o no lo fue. Sea como sea, el Sol debe callar, o no.
No callar sería como andar, hacia atrás o hacia delante. Significaría andar con la marcha puesta. Atropellando a la vida y atropellando al amor, para ser como siempre o como nunca, ser muerte y ser vida.
Soy yo y busco vino.
Soy yo y busco pan.
Prefiero buscar el vino y mojarlo con el pan. Como cuentan las leyendas, es el amor. El pan no se narra, sino se cuenta.
Mirad hacia el vino y ved el precipicio.
Pero el precipicio no se ve , sólo soy un plano que desaparece.
Pero lo importante no es el precipicio, sino su altura.
Pero lo importante no es el precipicio, sino lo que te espera al final.